Re-plantar(me)

1 Paracaidístas aterrizaron acá


Apenas abría los ojos esta mañana, intenté alcanzar a tientas el cuaderno que guardo bien cerca, para anotar sueños. Esbocé algunas líneas poco prolijas de lo que aún podía recordar. Pero había algo que tenía grabado, en el embrollo de habituales situaciones oníricas de aparente sin sentido, dedicaba un buen tiempo a llenar una maceta con tierra, algunas piedras y un poco de agua, una vez acomodada mi pequeña planta.
Lo curioso fue luego preparar mi desayuno, y encontrar una semilla en la naranja que me disponía a comer. Pero no cualquier semilla... Ésta luchaba por no desprenderse del fruto, enredada por el brote que se abría paso desde el interior y se aferraba a los gajos de su naranja. Me quedé inmóvil observando la pequeña pero corajuda semilla, sin poder evitar relacionar el descubrimiento con mi reciente sueño.
Tenía que plantarla. Con la poca idea que tengo sobre botánica, hice lo mejor que pude.
Mientras desayunaba meditaba sobre la semilla y sobre los posibles significados de lo que había soñado. Una de tantas teorías dice que en un sueño, cada personaje o elemento, es una parte de la propia psiquis del soñador. Quizás mi propio Ser, que ha sufrido intensos temblores recientemente, esté representado por esa pequeña planta, que aunque se siente chiquita, indefensa y sin sustento; con los debidos cuidados y mucho cariño, sigue su lucha por crecer.
Aunque duela, como estar en plena cirugía a corazón abierto, algo nuevo y lleno de luz siempre emerge. Porque acá estoy y seguiré estando, para re-plantar(me), cada vez que un sismo sacuda las raíces y resquebraje la tierra, cuidar del valiente brote, y verlo crecer.

"You don't have to see the whole staircase, just take the first step."
- Martin Luther King


Gracias, más por favor!

1 Paracaidístas aterrizaron acá


Aprender a decir gracias.
Hasta ahora creo que quedaba en la superficie, flotando, como tratando de hacer eco...
Agradecer por las pequeñas cosas, detalles que con una simple toma de consciencia se vuelven enormes, colmando el ser y endulzándolo como azúcar mascabo en una taza de té.
La suerte de tener un gato dormido sobre mis piernas, lo suficiente para dejar de sentirlas, y aún así no poder moverme del placer que me da ese contacto ronroneante.
La briza fresca en las mañanas nubladas que te acaricia al abrir la ventana, invitando a despertarte de a poquito.
Besos ricos, pero de esos ricos ricos! De los que se vuelven adictivos. Probas uno, querés tres más, y así sucesivamente hasta que ya no hay dos pares de labios, ya no queda nada más que el aire, la falta de aliento mutuo.
Correr, regular el paso, respirar al compás. Esa sensación difícil de describir al parar, latidos incesantes, los pulmones hambrientos, sudor en las cienes. Pero superpuesta a todo cansancio, esa sensación de paz, plenitud y calma, como rayos de sol después de la tormenta.
Felicidad pura.
Aún en días que la mente se empecina en oscurecerlo todo, luchar por no perder la costumbre de atrapar destellos. Por más chiquitos que parezcan, te despiertan, te conectan, hacen corto y desfibrilan cualquier corazón en coma.
Llenar un frasco con un agradecimiento por día, se vuelve una práctica espiritual no menor. Porque no todos los días son buenos, pero algo bueno hay en todos los días.

* Comparto la idea que tomé prestada de Elizabeth Gilbert, una de mis escritoras preferidas. Su proyecto: The Happiness Jar, o como le digo yo, "Felicidad en frasco", consiste en elegir todos los días algo por lo que uno esté agradecido, o que te haya hecho feliz, anotarlo en un papelito, doblarlo o enrollarlo y meterlo en un frasco. Sea algo chiquito o grande, un mate, una charla, una película, la caricia de un animal, ropa cómoda, una buena siesta, un abrazo; lo que sea que te genere gratitud por ser parte de tu día, anotarlo y al frasco. En año nuevo se puede abrir el frasco y leer todos aquellos hermosos momentos, o por qué no, hacerlo cada vez que el alma necesite un shock de alegría.
La gratitud atrae abundancia, expresar gratitud a diario hace que el cerebro poco a poco vaya reconociendo más lo positivo que lo negativo.
En definitiva estamos diciéndole al universo "Gracias, más por favor!". El resto, quedará en manos del universo.